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29 dic 2012

Desde mi pizarra: reflexiones entre 250 y 480 palabras

Las vueltas del destino han hecho que  hace unos días, haciendo limpia en estos últimos momentos del año, en los que todos nos hacemos nuestras promesas y pensamos en nuestros propósitos para el 2013, me tropezara con el borrador de un libro que hace años estuve preparando con una serie de artículos que en su momento me publicaron en el periódico La Opinión de Tenerife. Confieso que me dio cierta nostalgia el recordar esa etapa de mi vida en la que, durante aproximadamente dos años y medio, estuve escribiendo artículos de opinión dentro de la sección de "Tribuna Abierta" del periódico. Hoy se me ha ocurrido que los podría compartir con todos ustedes, ya que la mayoría de los textos tienen que ver con el ámbito educativo o social. Me gustaría, además, que se animaran a dejar sus comentarios y expresar sus sentimientos de tal manera que sea un espacio de reflexión sobre todo tipo de temas. 

Empiezo por poner aquí debajo el prólogo que en su día escribí para el borrador, pues es la mejor manera de entender los artículos en su contexto debido al tiempo que ha pasado desde que se escribieron. Algunos están todavía vigentes, pues el mundo -aunque cada vez más convulso y difícil- no ha cambiado tanto en estos últimos años. Aprovecho además, para expresar  mi agradecimiento y rendir un pequeño homenaje a mi amigo Pedro Marrero Sicilia,  magnífico periodista y excelente persona para la que me faltan aquí adjetivos debido a su enorme talla humana. Fallecido hace ahora dos años, fue quien me dio la oportunidad de escribir y quien me animó a hacer la recopilación de los artículos con vistas a la publicación de un libro que, con su marcha, nunca llegó a hacerse realidad.


Prólogo:


Cuando hace unos dos años Pedro Marrero, periodista  de la Opinión —amigo entrañable y ser humano polifacético— me dio la oportunidad de escribir colaboraciones en su periódico después de leer un artículo mío sobre educación, nunca pensé que esta afición se convirtiera para mí en una necesidad de plasmar por escrito las reflexiones que a menudo acudían a mi mente sobre temas cotidianos y de actualidad. Durante este tiempo, haciendo malabarismos con los escasos momentos para escribir de los que disponía y que me dejaban mi profesión absorbente de educador y mi condición de padre, he querido tratar a modo de “dardos en la consciencia”, que hubiera dicho el gran maestro Lázaro Carreter, y sin ánimo alguno de comparación con sus inolvidables textos, sobre temas que han estado presentes en nuestra sociedad y que, de alguna manera, me han llamado la atención o han provocado en mí un interés o preocupación importante. El hecho de reunirlos ahora aquí se convierte en un ejercicio de memoria (líbreme Dios de decir 'histórica') en donde los artículos hay que situarlos en su contexto original y darle el valor de testigo o notario de acontecimientos que han ocurrido en nuestras islas o nuestro país a lo largo de este corto pero intenso periodo de tiempo en los que he tenido el privilegio de escribir mi opinión en el citado rotativo. Decía Unamuno que todo lo que cabe en el bolsillo no hay que llevarlo en la cabeza, luchando así con su condición de desmemoriado, que tengo a mal compartir.
No es otro mi objetivo más que compartir con los amigos y conocidos estos pensamientos en voz alta, una antología que se ha realizado con el cariño de un aprendiz de periodista y amante de las letras. El título que he elegido no quiere ser presuntuoso; la pizarra desde la que escribo no pretende dar lecciones ni dogmatizar. Los profesores vocacionales sabemos de la autonomía necesaria y estimulante de los estudiantes, que tanto nos enseña y enriquece. El subtítulo, además, ilustra las limitaciones de espacio, por otra parte inevitables, que imponen los periódicos a sus colaboradores, con el fin de compartir habitación en ese universo pequeño pero infinito que es la prensa escrita. Unos algo más largos y otros más cortos, pero siempre dentro de ese número de palabras, quedan aquí los artículos esperando nacer de nuevo con cada lectura y quedar en el recuerdo modesto de este autor.

En Santa Cruz de Tenerife, a 23 de junio de 2007.



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