Las vueltas del destino han hecho que hace unos días, haciendo limpia en estos últimos momentos del año, en los que todos nos hacemos nuestras promesas y pensamos en nuestros propósitos para el 2013, me tropezara con el borrador de un libro que hace años estuve preparando con una serie de artículos que en su momento me publicaron en el periódico La Opinión de Tenerife. Confieso que me dio cierta nostalgia el recordar esa etapa de mi vida en la que, durante aproximadamente dos años y medio, estuve escribiendo artículos de opinión dentro de la sección de "Tribuna Abierta" del periódico. Hoy se me ha ocurrido que los podría compartir con todos ustedes, ya que la mayoría de los textos tienen que ver con el ámbito educativo o social. Me gustaría, además, que se animaran a dejar sus comentarios y expresar sus sentimientos de tal manera que sea un espacio de reflexión sobre todo tipo de temas.
Empiezo por poner aquí debajo el prólogo que en su día escribí para el borrador, pues es la mejor manera de entender los artículos en su contexto debido al tiempo que ha pasado desde que se escribieron. Algunos están todavía vigentes, pues el mundo -aunque cada vez más convulso y difícil- no ha cambiado tanto en estos últimos años. Aprovecho además, para expresar mi agradecimiento y rendir un pequeño homenaje a mi amigo Pedro Marrero Sicilia, magnífico periodista y excelente persona para la que me faltan aquí adjetivos debido a su enorme talla humana. Fallecido hace ahora dos años, fue quien me dio la oportunidad de escribir y quien me animó a hacer la recopilación de los artículos con vistas a la publicación de un libro que, con su marcha, nunca llegó a hacerse realidad.
Prólogo:
Cuando hace unos dos años Pedro Marrero , periodista de la Opinión —amigo entrañable y ser humano
polifacético— me dio la oportunidad de escribir colaboraciones en su periódico
después de leer un artículo mío sobre educación, nunca pensé que esta afición
se convirtiera para mí en una necesidad de plasmar por escrito las reflexiones
que a menudo acudían a mi mente sobre temas cotidianos y de actualidad. Durante
este tiempo, haciendo malabarismos con los escasos momentos para escribir de los
que disponía y que me dejaban mi profesión absorbente de educador y mi
condición de padre, he querido tratar a modo de “dardos en la consciencia”, que
hubiera dicho el gran maestro Lázaro Carreter, y sin ánimo alguno de
comparación con sus inolvidables textos, sobre temas que han estado presentes
en nuestra sociedad y que, de alguna manera, me han llamado la atención o han
provocado en mí un interés o preocupación importante. El hecho de reunirlos
ahora aquí se convierte en un ejercicio de memoria (líbreme Dios de decir 'histórica') en donde los artículos hay que situarlos en su contexto original y
darle el valor de testigo o notario de acontecimientos que han ocurrido en
nuestras islas o nuestro país a lo largo de este corto pero intenso periodo de
tiempo en los que he tenido el privilegio de escribir mi opinión en el citado
rotativo. Decía Unamuno que todo lo que cabe en el bolsillo no hay que llevarlo
en la cabeza, luchando así con su condición de desmemoriado, que tengo a mal
compartir.
No es otro mi objetivo más que compartir
con los amigos y conocidos estos pensamientos en voz alta, una antología que se
ha realizado con el cariño de un aprendiz de periodista y amante de las letras.
El título que he elegido no quiere ser presuntuoso; la pizarra desde la que
escribo no pretende dar lecciones ni dogmatizar. Los profesores vocacionales
sabemos de la autonomía necesaria y estimulante de los estudiantes, que tanto
nos enseña y enriquece. El subtítulo, además, ilustra las limitaciones de
espacio, por otra parte inevitables, que imponen los periódicos a sus
colaboradores, con el fin de compartir habitación en ese universo pequeño pero
infinito que es la prensa escrita. Unos algo más largos y otros más cortos,
pero siempre dentro de ese número de palabras, quedan aquí los artículos
esperando nacer de nuevo con cada lectura y quedar en el recuerdo modesto de
este autor.
En Santa Cruz de Tenerife, a 23
de junio de 2007.
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