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25 nov 2014

Visita al Auditorio de Tenerife

La mañana estaba de lo más soleada cuando llegamos a los pies de los 58 metros de altura que alcanza el ala de este postulado de la arquitectura tardomoderna de finales del siglo XX. Considerado uno de los emblemas de Santa Cruz de Tenerife, y el edificio más moderno de Canarias, el Auditorio nos recibió con un día espléndido e inusualmente caluroso para esta época del año,  en el que se agradecía estar dentro de estas paredes recubiertas de trencadís que tanto nos recuerdan a Gaudí.


Para la mayoría de los alumnos del grupo del aula externa de Ataretaco,  era la primera ocasión en la que entraban en este recinto que ha albergado las manifestaciones artísticas más variadas: música clásica, rock, jazz, flamenco, ópera, han tenido su  momento en estos once años de historia, en el que han pasado por el escenario artistas de la talla de Diana Krall, Van Morrison, Ángel Corella, y los músicos de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, que tienen aquí su sede.


Aunque en sus comienzos fui muy crítico con el proyecto, ya que consideraba –y aún considero- que había otras necesidades más imperiosas en la isla que la construcción de un edificio como éste, he de admitir que la visita guiada que llevó a cabo Alba –la guía del Auditorio-  con todos nosotros me hizo ver el edificio desde otra perspectiva más artística y creativa.



Después de recorrer el hall principal de 1200 m, con sus maravillosas puertas laterales de madera abatibles, la Sala de Cámara -tan intimista y próxima-, las galerías y terrazas que dan al mar y a la ciudad, Alba nos llevó a la impresionante Sala Sinfónica, donde pudimos comprobar la maravillosa acústica que posee y los excepcionales elementos técnicos que la componen. Descubrimos, además, que en su interior se encuentra uno de los órganos más excepcionales del mundo, con la posibilidad de utilizar ocho teclados suplementarios que producen unos efectos sonoros maravillosos.  Nos sorprendió también la manera en la que los tubos se convierten en parte de la decoración de los laterales, recordándonos –como fuera la voluntad el arquitecto- al acantilado singular de los órganos de La Gomera.




Ahora, sólo esperamos tener la ocasión de asistir como público a alguno de los espectáculos que están en la programación de este espacio pluricultural para el curso 2014-2015 que hemos comenzado recientemente.




Desde aquí quiero agradecer a Sandra Kouwenberg, responsable de Ticketing y Taquilla del Auditorio de Tenerife el habernos dado la posibilidad de realizar esta visita, y a Alba por su pasión e ilusión al transmitirnos todos los conocimientos que sobre esta obra arquitectónica y cultural posee.